lunes, 16 de febrero de 2009

Vídeo - Orsalia


La mesa del capricho. Tres rostros sin gesto. El verdugo está en la esquina. Se detuvo el tiempo. Amantes del delirio y la noche ociosa. Os mirasteis por vez última. Cava ya el deseo una honda tumba. Tú, hombre, imprudente criatura que a la luenga cabellera con tijera incita. Es el arma de tu sexo. La razón que cabeza perder te hizo. En silencio, tras el velo, a una fina dama agasajas. Cuerpo es el suyo que al ojo agita. Y la otra dama es ciega, no hay duda; por quien a su honor insulta, de su copa da su sangre. El fragor de la guadaña. Muerte viene. Respondió la melena a las lindezas que le cantaron. Ya el sucio varón el jugo de virgen toma. Zorro, sierpe, eso eres. En tus manos un tesoro que el descaro mancilla. Que el presente que ella te dio, a la otra, falsamente ofreces. El bálsamo del lujurioso lecho, en el cuenco de quien fielmente te quiso viertes. Cae la postrera gota. Despertaste, mujer. Supiste del engaño que la venda ver no pudo. Se quiebra el pecho y alma. Desmoronase el sueño. Al regazo de tu hombre, muerta eres. ORSALIA

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